Ella descansa en el 455 del hospital.
La vi acostada esperando como quien no espera nada. Cuando sintió mi presencia volteo y con una sonrisa agitando sus pequeñas manos conectadas a un aparato me saludo con un brillo en los ojos que decía -me gusta vivir; Sin embargo nada más fue una chispa momentánea, pues su cristalino era opaco, de las ojeras ni hablar, difíciles de esconder y esa ausencia de cabello que augura la muerte...
Pensé ¿Será justo que antes de aprender a vivir tengas que aprender a saber morir? Imaginé miles de momentos que nunca podrá tener, pues a su corta edad, cinco años, sabe lo que es dormir con la muerte huesuda sentada al lado de su cama, agazapada, esperando el momento de llevarla a caminar allá, de donde ya no se vuelve. Le va decir muy quedo y al oído, sin aceptar un no como respuesta − Mí niña tenemos que andar y dejar a estos con sus problemas, sus dudas, sus conocimientos y sus absurdos. Te llevo a donde no hay frío no hay calor, donde el cuerpo ya no importa, te olvidarás del dolor, pero olvidarás que fuiste humana. Así es la muerte mi niña… pero no te preocupes pronto aprenderás. − esbozando una gran sonrisa la muy ladina parca terminará tomando su mano fuertmente, sintiendo la satisfacción de ganar el Pan que no se come.
Seguía yo ahí tan ausente bosquejando una sonrisa, temiendo no tener dotes histriónicos y que notaras que mi sonrisa era una lágrima contenida. Estaba conciente que ella nunca sabría lo que es tener un hijo, los problemas de seleccionar una carrera, las ventajas y desventajas de querer y no ser amado. No. Ella ya tenía contados sus días. Se le escapaban sin remedio alguno como se escapa el agua entre los dedos. Tenía que irme y pensé de nuevo, pensé en que no podía hacer más que disfrutar el frío que me esperaba al salir del hospital, pensé en querer mis manos de nena que nunca serán viriles, pero me sirven para escribir y me compadecí de mi mismo... y la admiré por tener más vida que los sanos.
A veces, pero sólo a veces, no hay nada más sano que la enfermedad.
*Imagen de Edvard Munch: "La Mère morte et l enfant"
8 comentarios:
mhhhhhhhhhhhh
pues a mi se me salen las lagrimas cada vez que la serpiente le quita la vida al principito, pero ese pequeño hombrecito, tenia mas conocimiento del que pueden jactarse muchos..
y como le decia a un camarada, aca, ya de las ligas mayores, (porque le digo que me siento vieja) y me dice que si yo soy vieja, él ya es un anciano.. le digo que el sentirse viejo es el sentirse cansado (and i am so f*ckin' fired!!) y que él no lo esta..
asi, que el brillo de los ojos de Pao no esta cansado, solo que sabemos que se nos adelantara un poquito..
besos
lpbb-pmg-pp
Sin palabras.
Todo el silencio.
Ciertamente no hay nada más triste que ver como se le extingue la vida a quien apenas empieza a vivir, ella simplemente llega toma su presa y se alea triunfante, dejando tras de si lágrimas, dolor, impotencia, pero así es la vida dice una frase "Nacer es comenzar a morir".
Finalmente hay que terminar por llamarla amiga pues es la que un día el final de nuestro camino, ira a un lado de nosotros.
lo primero, gracias por tu visita; lo segundo, me dejaste imaginando esa escena :(
un beso
esta historia me dejo flasheada...
Twe mando un beso
No sientas envidia por eso, que es lo más trágico que puedes ver.
Como se apaga una velita, apenas acababa de encenderse.
Y se bien lo que se siente.
Un besito, primo ;-)
Muchas veces así pasa... ellos tienen más ganas de vivir que los que andamos deambulando por las calles...
besos
este es el mas q me ha gustao hasta el momento flaco, metele con ganas ok!, hasta abajo!, pa' atrá' ni pa' coger impulso!!!, saludos, espero volver algún día, y verte a tí y al corillo, cuídate mucho
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